El maestro en su estudio. |
Una revista, una historieta, una
película, un dibujo animado, una enciclopedia, una maqueta, un calendario.
Estas y muchas otras cosas más nos ha dejado Manuel García Ferré quien, a
los 83 años, dejó este mundo para seguir dibujando desde algún lugar. Algún
sitio que seguro lo recibirá con grandes honores.
Manuel García Ferré nació en Almería,
España, en 1929, pero antes de cumplir los 20 años llegó a la Argentina. Temprano
dibujante, en la década del ’50 una de sus creaciones -el pájaro vaquero
Pi-Pío- llegó a ser publicado en la Revista Billiken, de Constancio Vigil,
siendo este un paso importante antes de la aparición definitiva de la Revista
Anteojito, en 1964.
La revista, popularizada por el
personaje principal, un niño con grandes anteojos, contó, durante muchos años,
con historietas de los personajes de García Ferré, pero también con información
muy útil para la escuela, modelos armables con diferentes motivos, frases,
enseñanzas y otros datos de interés. Además, incluyó muchas otras historietas
de otros autores, como Pelopincho y Cachirula, del dibujante uruguayo Fola, o
Sonoman, del dibujante argentino Oswal, y enciclopedias, diccionarios, y atlas
universales, repartidos en tomos entre revista y revista. Lamentablemente,
Anteojito debió dejar de publicarse con la crisis del 2001, luego de 37 años.
De todas formas, García Ferré siempre se las ingenió para mantener al público
infantil entretenido; las series animadas de los años ’70 eran atracción de chicos
y grandes, por las interesantes aventuras de Hijitus, Oaky, Larguirucho, el
Boxitracio, la bruja Cachavacha y el profesor Neurus, entre otros tantos
personajes, y las bellas enseñanzas que aportaban. Las películas, un tanto más
populares -y frecuentes- en los últimos 20 años, ayudaron a culminar la obra de
un grande.
Manuel García Ferré dejó este
mundo, pero será recordado tanto como sus obras infantiles, sus publicaciones,
y su legado en general. ¡Hasta siempre, maestro!
García Ferré junto a Anteojito, uno de sus personajes más reconocidos. |
Saludos y gracias.
Nota: Personalmente, fui un gran
seguidor de la revista Anteojito, y de la Trapito, que era para los más
chiquitos. Nos encantaba con mis hermanos recibir cada número, coleccionar los
libros, pósters o figuritas que traía, y leíamos no solo las historietas sino
también esos “pequeños datos” que colocaban entre páginas. Usamos muchísimas
fotos para llenar láminas para la escuela, y nos entretuvimos mucho armando las
maquetas y modelos armables. Por eso este pequeño espacio, mención y homenaje.