sábado, 25 de mayo de 2013

LOS PRESIDENTES ARGENTINOS Y EL INCONVENIENTE CON SUS NOMBRES

   Para alguien que está estudiando historia, o que está introduciéndose en la rica historia de la República Argentina, sin dudas que le encantará conocer quiénes fueron los presidentes del país, desde Rivadavia hasta la actualidad. Libros, documentales, diccionarios, rectas históricas y todo material parece suficiente y efectivo para cumplir con el propósito, pero aparece un problema al notarse que, varios mandatarios con dos nombres, tienen al segundo solamente como inicial. Así leemos, y lo que es peor -creo-, escuchamos, “Agustín P. Justo”, “Roberto M. Ortiz”, “Ramón S. Castillo”... ¿Esos eran sus verdaderos nombres? ¿Realmente su segundo nombre era una letra y nada más? ¿Por qué se les menciona de esa forma en documentales y en libros de Historia Argentina? A continuación, una información que no tiene por qué ser de menor importancia, teniéndose en cuenta que se trata de una parte más que importante de la historia nacional. Todo comentado siempre desde la subjetividad.

Los casos más mencionados (y a la vez los más comunes):

- Marcelo T. de Alvear (1868 - 1942). Presidente entre 1922 y 1928. Su segundo nombre era Torcuato, y hace homenaje a su padre, Torcuato de Alvear, intendente de la ciudad de Buenos Aires hacia la década de 1880, e hijo a la vez de Carlos María de Alvear, Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, en 1815.

- Agustín P. Justo (1876 - 1943). Presidente entre 1932 y 1938. Su segundo nombre era Pedro, y sería el primero de los tres presidentes de la denominada Década Infame, caracterizada por los numerosos fraudes electorales. No fue un gobernante de facto, pero accedió al poder por vías dudosas.

- Roberto M. Ortiz (1886 - 1942). Presidente entre 1938 y 1940. Si bien en algunos libros aparece como “Marcelo”, su segundo nombre era Marcelino. En verdad, era su cuarto nombre, pues se llamaba Jaime Gerardo Roberto Marcelino María. Sucesor de Justo, sería presidente al momento del estallido de la Segunda Guerra Mundial, declarando la neutralidad argentina. Sus problemas de salud -era diabético- le impedirían continuar en el cargo, renunciando en 1940 y dejando el poder en manos de Ramón Castillo. Moriría 2 años después, prácticamente ciego por su enfermedad.

- Ramón S. Castillo (1873 - 1944). Presidente en 1943, depuesto por Golpe de Estado. Si bien en algún lugar y alguna vez leí que su segundo nombre era “Santiago”, lo cierto es que Ramón Castillo se llamaba Antonio. Hasta hoy no sé por qué se le menciona como “Ramón S. Castillo”, cuando podría nombrárselo tranquilamente por su primer nombre. La historia tampoco le asignará su segundo nombre real. (Nota: La historia de la “S” es similar a la del presidente estadounidense Harry S. Truman, ya que si bien la “S” es interpretada en algunos libros como “Spencer”, el propio presidente diría que la letra no era de ningún nombre, sino una S a secas)

- Edelmiro J. Farrell (1887 - 1980). Presidente entre 1944 y 1946. Al igual que Alvear, uno de los casos en los que su segundo nombre es más veces mencionado que la simple inicial. Edelmiro Julián Farrell sería el último de los tres presidentes de facto que asumiría luego del golpe de Estado dado al presidente Castillo (los dos anteriores fueron Arturo Rawson y Pedro Pablo Ramírez). Como dato, es el presidente que más ha vivido -93 años-, récord que podría ser superado por Roberto Marcelo Levingston, quien en la actualidad tiene la misma cantidad de años.

- Héctor J. Cámpora (1909 - 1980). Presidente en 1973. Odontólogo de profesión, su segundo nomnre era José. Se dedicaría a la política, y llegaría a la presidencia luego de años de trabajo en conjunto con Juan Domingo Perón. Su mandato, caracterizado por ser de los más breves, dejaría el camino libre para el tercer gobierno de Perón. Aún hoy, los documentales históricos le llaman “Héctor J”.

Seis presidentes cuyos segundos nombres fueron modificados, o mencionados como una simple vocal. No fueron de los más "populares", pero merecen su mención.



Otros casos representativos, para terminar:

- Leandro N. Alem, que si bien no fue presidente, merece su espacio en este post. Alem, tío de Hipólito Yrigoyen -a su vez sin parentezco con Bernardo de Irigoyen-, político y fundador de la Unión Cívica Radical, suele ser llamado Nicéforo, pero en realidad su segundo nombre era, al igual que en el caso de Castillo, Antonio. Desconozco la historia de la “N”, pero lo cierto es que la historia lo recordará por siempre como “N Alem", sin intención alguna de corregir por una “A”, o de quitar la “N” de lugar.
- Lucio V. Mansilla (1831 - 1913), escritor -Una excursión a los indios Ranqueles- y político, fue gobernador de Chaco, cuando la provincia era aún “territorio nacional”. Su segundo nombre era Victorio.
- Joaquín V. González (1863 - 1923), también político, gobernador de La Rioja y varias veces diputado y senador, se destacó más bien por su labor como escritor y filósofo, por haber pertenecido a la Real Academia Española, y por fundar la Universidad de La Plata. Su segundo nombre, era Víctor.

¿Conocen otros casos que quieran compartir?
Si bien sé que no estoy aportando nada nuevo, para quienes quieren conocer más sobre los mandatarios argentinos y otras personalidades, esto puede ser una pequeña ayuda, más teniéndose en cuenta que el segundo nombre de varios suele ser mencionado como una simple inicial, y aún hoy, en libros y en documentales televisivos. No viene mal un aporte.
¡Saludos y gracias!


Bibliografía: Fuente personal.

LIBERTAD, PERO NO LA DE 1789, SINO LA DE 1830

   La anécdota se inicia luego de un par de encuentros en la universidad. La materia, era América I, que comprende el período de 1750 aprox. hasta los primeros años del siglo XX.
Indudablemente, uno de los temas que se toca de forma obligada, es la ya tantas veces mencionada Revolución Francesa de 1789. Entre textos, fotos y charlas del profesor, la imagen inmortalizada por Eugene Delacroix, La Libertad guiando al Pueblo, también hace su aparición en escena. Y una vez más, la pintura es vinculada a aquella revolución de fines del siglo XVIII. Pero en verdad, hay un detalle más que importante, y creo no es nada nuevo lo que voy a decir...
   En efecto, la pintura no pertenece a la Revolución Francesa. Si bien fue realizada luego de la misma, considerándose que el autor podría haberse inspirado en aquellos acontecimientos, lo cierto es que La Libertad que guía a ese pueblo es de 1830, y por otra revolución. Pero sin lugar a dudas, el cuadro de Eugene Delacroix se convertiría en una obra clásica y sumamente importante para la pintura universal.
   La mujer que aparece en el centro de la escena, con el pecho al descubierto, sostiene la bandera tricolor -azul, blanca y roja-, mientras que en la mano izquierda, lleva un fusil con bayoneta calada. Hay un gesto enérgico en la imagen femenina, quien aparece cantando La Marsellesa. Las vestimentas de quienes la rodean, son más acordes a la moda del siglo XIX; los individuos, de hecho, no parecen estar representando a los burgueses de 1789, sino a sectores más humildes. Gracias a esta obra, se iniciaría una tradición entre los franceses, consistente en representar a la República a través de la imagen femenina, y por lo general, siguiéndose a la idea de Delacroix, presonificándola con el gorro frigio, la bandera y la actitud de fortaleza. Las ilustraciones, sin embargo, se verían modificadas con la llegada de la siguiente revolución, en 1848, alejándosela del propósito original, para ser imagen de propaganda exclusivamente política (¡cuando no!).
  
La Libertad guiando al Pueblo, 1830.

   Cuando se habla de la Revolución Francesa, se vienen muchas cosas a la cabeza. Antorchas, gente con pelucas blancas, guillotinas, fuego, cabezas rodando, y la imagen de la Libertad guiando al Pueblo. Y cuando se la menciona en los libros, es la escena de Delacroix la encargada de representarla. Error. Quiero darle a conocer, a aquellos que no lo sabían, que en la realidad, la pintura es de 1830, y no hace referencia alguna a la Revolución Francesa tantas veces mencionada. Simbólicamente si, puede aplicársele relación alguna, pero es erróneo decir que la historia que en la imagen se narra es anterior. Es verdad que en muchos sitios en Internet la cosa esta más que esclarecida, pero es increíble que se siga enseñando mal este detalle.
   La República-mujer, que en adelante se llamará Marianne -nombre dado por los franceses a la nueva creación popular-, no pertenece a 1789. Guía a un pueblo, pero 41 años después. Por ahora, supongo, en los libros, escuelas y universidades se continuará enseñando el mismo asunto.
   ¡Saludos y gracias!


Bibliografía: MURILO DE CARVALHO, José. "República-mujer. Entre María y Marianne". En: La Formación de las Almas. El imaginario de la República en el Brasil. Buenos Aires, Universidad de Quilmes, 1997.