martes, 10 de diciembre de 2019

EL POST DE LAS ASUNCIONES PRESIDENCIALES ARGENTINAS

Un tiempo ha pasado ya desde la última vez que postee algo. ¡Quién lo diría! En épocas del embole de las modas como la del Instagram, quienes alguna vez tuvimos un blog nos sentimos por demás avejentados, obsoletos o mejor dicho, desactualizadísimos. Pero acá estoy, una vez más para hacer algo que me gusta, hablar un poco de historia.

La seguidilla de traspasos de mando en Argentina no siempre fue igual. O por lo menos, no siempre estuvo registrada fílmica o gráficamente. Debemos remitirnos a la primer asunción de Juan Domingo Perón, en 1946, para tener una fotografía de un traspaso de mando. En aquella ocasión, Edelmiro Julián Farrell, quien había dispuesto del arresto de Perón en 1945, fue el encargado de entregar la banda y el bastón al líder justicialista.

Farrell entrega el mando a Perón, 1946


Tras ganar en las elecciones de 1952, Perón asumió por segunda vez. Lógicamente, no podía entregarse la banda a sí mismo, por lo que simplemente se dedicó a jurar. Lo acompañó Eva Duarte, en una de sus últimas apariciones públicas.

Perón asume en 1952. A su lado Eva, ya con el rostro demacrado por su enfermedad.


Pero Perón fue derrocado en 1955. ¿Quién pasaría la banda? Pues es el momento en donde el Ejército puede hacer de las suyas, por lo que una comitiva militar entregó el mando a Eduardo Lonardi.

Los militares entregan el mando a Lonardi, 1955. No hay imagen con mejor resolución.


Lonardi duró muy poco tiempo, pues pretendía cierto diálogo con los sectores obreros y peronistas. Por ello, fue removido de su cargo y reemplazado por Pedro Eugenio Aramburu, mientras que Isaac Rojas, conocido antiperonista extremo, continuaría como vice.

Rojas -centro/izquierda- con Aramburu -centro/derecha-. No existe una imagen de la asunción de Aramburu. Esta es de un acto.


 Los militares se atrevieron a hacer los deberes y llamar a elecciones para que regresara la democracia al país. Sin embargo, venía con trampa. Quien asumiera, estaría muy vigilado por las FFAA, y si era necesario, podría ser destituído por la fuerza. Arturo Frondizi, de la UCR, sería precisamente quien, tras llegar al poder con el apoyo peronista, sería derrocado por las milicias y tras varios intentos frustrados. Adiós a la recordada y discutida esperanza desarrollista...

Aramburu entrega el mando a Frondizi, 1958. Curiosamente no hay imágenes de calidad, y la utilizada aquí es una captura de video.


Tras el derrocamiento de Frondizi, José María Guido asumió la presidencia, en 1962. Las milicias, muy poderosas entonces, fueron las encargadas de tomarle el juramento. Guido es conocido por ser el "único presidente rionegrino", pese a no ser de Río Negro, pero al tener los años de residencia suficientes en esta querida provincia -más precisamente en Viedma- como para representarla.

El Ejército entrega el mando a Guido, 1962. Al no haber presidente, vicepresidente y por lo tanto, presidente del Senado, asumió en calidad de presidente de la Cámara de Diputados.


La estabilidad regresó, pero siempre a medias. Por ello, se llamó a nuevas elecciones. Nuevamente ganó el radicalismo, de la mano de Arturo Illia, aunque esta vez sin el apoyo del peronismo, que no quiso meterse en la elección. Illia asumió en 1963 y demostró, a pesar del poco tiempo que estuvo en el poder, una ordenada y prolija capacidad de gestión, que evidentemente no gustó a las FFAA, ni a mucha crítica posterior...

Guido entrega el mando a Illia, 1963. Increíblemente, tampoco se dispone de fotografías o videos con una buena calidad. Esto es lo mejor que apareció.


Pero ser prolijo y hacer las cosas bien, por lo visto, parece que no alcanza. Las FFAA ordenaron a Illia retirarse por las buenas, algo que el presidente debió hacer. Juan Carlos Onganía, que ya venía siendo una piedra en el zapato para el mandatario, finalmente logró su cometido y accedió a la presidencia en 1966.

El Ejército entrega el mando a Onganía, 1966.


Onganía aplicó la Doctrina de Seguridad Nacional para evitar el avance de guerrillas y grupos de izquierda, pero tras la serie de "azos" que ocurrieron en distintos puntos del país, el Ejército optó por retirarlo. Su sucesor sería Roberto Marcelo Levingston, mucho más incapaz que Onganía.

El Ejército entrega el mando a Levingston, 1970.


Levingston estuvo poco tiempo en el poder, a punto tal que, tras ocho meses, sería destituído. Su reemplazo, Alejandro Agustín Lanusse, sería el encargado de jugar con el peronismo hasta lograr que el anciano líder justicialista regresara del exilio.

Lanusse -en el centro, de blanco- toma juramento como presidente, 1971. Tampoco se dispone de imágenes en mejor calidad de la asunción de este presidente de facto.


Lanusse convocó a elecciones en donde el peronismo se impuso, pero no con Perón, sino con Héctor José Cámpora. En 1973, regresó la democracia.

Lanusse entrega el mando a Cámpora, 1973.


Pero la misión de Cámpora era abrir la puerta para el regreso al poder de Perón, y tras 49 días, renunció. Sería sucedido por Raúl Lastiri, encargado simplemente de mantener el orden hasta la realización de los comicios.

Cámpora entrega el mando a Lastiri, 1973.


Finalmente, Perón llegó a la presidencia. Además de su edad, el contexto cambiadísimo de entonces lo encontró enfrentado con sectores de su propio partido, en especial aquellos más jóvenes. Perón moriría el 1º de julio de 1974.

Lastiri entrega el mando a Perón, 1973. Increíblemente tampoco existen fotografías en mayor tamaño y calidad.


La sucesora de Perón, María Estela Martínez, se convertiría de esta manera en la primera mujer que accede a la presidencia argentina. Su mandato estaría marcado, sin embargo, por numerosos dramas económicos, políticos y sociales, en parte debidos a la fuerte influencia de López Rega, quien supo ser secretario de Perón. Fue destituído en 1975, pero su exclusión del gobierno no evitaría el peor golpe para la gestión de Isabel y para la propia democracia nacional...

María Estela Martínez asume la presidencia, 1974. No hay fotografías que muestren su asunción efectiva.


Isabel fue depuesta por la Junta Militar, el 24 de marzo de 1976, dando paso a una de las etapas más oscuras de la historia nacional. El Proceso de Reorganización Nacional costó la vida de numerosas personas en todo el país, la desaparicion forzada, las persecuciones, la represión, la censura, pero también, las medidas tendientes al endeudamiento y la crisis. Videla, Massera y Agosti permanecerían hasta 1981, cuando la propia junta designó a Roberto Viola.

La Junta Militar se autoproclama, 1976.


Los fracasos económicos de los gobiernos militares implicaron varias sucesiones; Viola reemplazó a Videla en 1981, Leopoldo Galtieri hizo lo propio con Viola en 1982, y Reynaldo Bignone sucedió a Galtieri en 1983, ya con mayores manifestaciones en las calles y una todavía mayor inoperancia del gobierno. Bignone llamaría a elecciones para que la democracia hiciera su triunfal retorno, de la mano del candidato radical Raúl Alfonsín. Se fueron, y no volverán.

Bignone entrega el mando a Alfonsín, 1983.


Alfonsín estuvo casi seis años en la presidencia, pues tuvo que entregar antes el poder frente a la crisis económica y social que venía desatándose desde la segunda parte de su mandato. El entonces líder justicialista, Carlos Saúl Menem, asomó como la gran esperanza para el mandato 1989-1995.

Alfonsín entrega el mando a Menem, 1989.


Menem logró frenar la famosa hiperinflación y tuvo medidas que, al principio, dieron buenos resultados. Sin embargo, la otra cara de la moneda vino de la mano de las privatizaciones de numerosas empresas, la aparición con fuerza del desempleo y la crisis de los sistemas sanitario y educativo. De todas formas, Menem logró la reelección en 1995, tras acortar el período presidencial de seis a cuatro años.

Menem asume su segundo mandato, 1995.


Fernando de la Rúa asomó como la solución al descontento, y como una oportunidad para el radicalismo de volver. Así, triunfó en las elecciones de 1999 con un buen margen. Pero la gestión dejaría mucho que desear, y pese a contar con Domingo Cavallo en Economía, la situación social se volvió insostenible, y tras declarar el estado de sitio, el presidente debió renunciar.

Menem entrega el mando a De la Rúa, 1999.


La famosa semana de los presidentes que se sucedieron en diciembre de 2001 tiene una verdad, y es que no todos los que se hicieron cargo del Poder Ejecutivo son reconocidos como presidentes. Ramón Puerta, el primero en asumir esta tarea, no es considerado presidente debido al poco tiempo que estuvo. Sin embargo, fue el encargado de delegar el poder en Adolfo Rodríguez Saá. Posteriormente, tras algunos días más, Saá fue sucedido por Eduardo Camaño, quien finalmente, el 2 de enero de 2002, entregó el poder a Eduardo Duhalde. Un período tumultuoso pero esperanzador asomaba.

Ramón Puerta entrega el mando a Rodríguez Saá, 2001.

Camaño entrega el mando a Duhalde, 2002.


Finalmente, y tras lograr cierta mejoría gracias a la labor de Roberto Lavagna en Economía, Duhalde convocó a elecciones para 2003, en donde triunfaría Néstor Kirchner.

Duhalde entrega el mando a Kirchner, 2003.


La sucesión de Kirchner estuvo en manos de su propia esposa, Cristina Fernández, ganadora de las elecciones de 2007. Que entre familia se entregaran el mando, y no por fallecimiento, era algo que pocas veces había ocurrido; habría que remontarse a cuando Miguel Juárez Celman, yerno de Roca, le sucedió en 1886.

Kirchner entrega el mando a Fernández, 2007.


Cristina Fernández fue reelecta para 2011, un año después de la muerte del propio Néstor. Distanciada ideológicamente de su vicepresidente, Julio Cobos, optó por pedir que la banda y el bastón le fuesen entregados por su hija, Florencia.

Florencia Kirchner entrega el mando a Cristina, 2011.


Debido a la influencia de los medios en la sociedad, y al crecimiento de la denominada "grieta", que generó toda una campaña en su contra, Cristina Fernández optó por no entregar personalmente el mando a su sucesor, Mauricio Macri, en 2015. Por ello, la presidencia fue ocupada temporalmente por Federico Pinedo, nieto del conocido economista de igual nombre famoso durante los años treinta y cuarenta. Tras 12 horas en el poder, Pinedo finalmente pudo ceder la presidencia a Macri. Pero Pinedo tampoco es considerado oficialmente como presidente.

Pinedo entrega el mando a Macri, 2015.


Finalmente, llegamos al 2019. Luego de toda una campaña que también implicó influencia mediática, Macri se enfrentó en las elecciones a Alberto Fernández, quien finalmente ganaría. Su llegada al poder viene de la mano de la esperanza de numerosos sectores de la sociedad que, descontentos con la gestión macrista, le han dado su voto de confianza a quien se considera una continuación del kirchnerismo, pero que sin dudas tendrá su propia impronta en los cuatro años de gestión que tendrá por delante.

Macri entrega el mando a Fernández, 2019.

¡Muchas gracias por leer esta breve historia!

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