"Ojalá este año sea mejor" ...Se dice al principio
"Quisiera que este año se termine" ...Se dice en el medio
"¿Ya se fue el año?" ...se pregunta uno al final...
Desear lo mejor - Es obligación
Desearse lo mejor a uno mismo - También es obligatorio, aunque las críticas hacia uno continúen
Superarse a uno mismo - Es el objetivo, o eso siempre se dice...
Plantearse nuevas metas - Es probable, aunque esto nunca se cumpla realmente
Levantarse de los golpes - Pasa, sean pocos o muchos
Dar el golpe - Existe, aunque a veces uno no lo note
¿Y entonces? ¿Qué se hace ante la llegada de un nuevo año? Puede despedirse con nostalgia el que se va, si fue bueno, y por supuesto -nada nuevo lo que digo- recibir al nuevo con los mejores deseos; para vos, para mí, para la de allá, para el de ahí, para los seres queridos, que no son solamente los familiares, sino también los amigos, los conocidos, y los ídolos, por qué no...
Hay que ser realista, y saber que a lo largo del año ocurren hechos muy buenos, incluso inolvidables, y otros realmente malos, muy malos. No vale bajar los brazos, ni dormirse en los laureles; pero hay que vivir cada momento. Si es malo, no se volverá a repetir, y si es bueno, quizás tampoco, pero por lo menos se recordará mucho más.
Los mayas hablaron realmente del comienzo de un nuevo ciclo. ¿Era mentira? No se sabe, pero si es verdad, depende de cada uno querer iniciarlo.
¡¡FELIZ 2013 PARA TODOS!!
Historia, fútbol, fórmula 1, cine, música setentosa y ochentosa. Un espacio para opinar, sobre varios temas, en más de 140 o 420 caracteres.
lunes, 31 de diciembre de 2012
jueves, 20 de diciembre de 2012
LOS CUENTOS DE HADAS, OTRA MARAVILLA EN EXTINCIÓN. "LOS MÚSICOS DE BREMEN"
Hoy en día, los cuentos de hadas prácticamente no existen. Y si bien hay
casos de padres que les leen a sus hijos varias historias de este tipo, ya no
son mayoría. Las razones, son más que conocidas: internet a la cabeza, la
tecnología, los valores de hoy en día, y por supuesto, las verdaderas historias
detrás de cada adaptación infantil.
¿Sabían los Hermanos Grimm sobre lo que realmente le había pasado, según
se dice, a la Caperucita, o a su Bella Durmiente? Si era verdad, seguramente,
pero no puede negarse que fueron precursores en su género, el de crear
historias para entretener, y ayudar a dormir, a los más chiquitos. Hoy gracias
al doodle de Google -irónico quizás-, los cuentos de los hermanos Wilhelm
(1786-1859) y Jacob (1785-1863) Grimm, alemanes de orígen, vuelven a la escena
y seguramente llevan más de un recuerdo a aquellos que supieron divertirse,
aprender y valorar esas historias que despertaban a la imaginación durante la
infancia. Rapunzel, Caperucita Roja, la Bella durmiente, los Músicos de Bremen,
el Sastrecillo Valiente, Rumpelstinskin, Pulgarcito, son solo algunos de los
títulos más mencionados, y más conocidos (hay más de 30 títulos en Wikipedia,
para quien ya averiguó).
Lo mío es inevitable. ¡Claro que recuerdo esas historias! En algún
rincón permanecen guardados los libros de cuentos, que seguramente pasarán a
próximas generaciones. Mi idea hoy, para recordar los 200 años de los cuentos
de Hadas de los Hermanos Grimm -aunque vale aclarar que no todos tenían hadas-,
es la de compartir con ustedes una de sus historias, la de los Músicos de
Bremen.
Cuentan los habitantes de Bremen, una antigua ciudad de Alemania, que
hace mucho tiempo, un viejo burro, cansado de cargar sus bolsas de harina a
cambio de poo alimento y nada de afecto, un buen día abandonó a su dueño y se
encaminó a dicha ciudad porque deseaba integrar la banda de música de la región.
Con trote lento transcurrió media mañana, cuando de pronto se topó con
un anciano perro de caza, tumbado a la vera del camino. Se notaba que el animal
había recorrido una gran distancia, porque jadeaba sin cesar. El burrito,
después de observar sus ojos tristes, le preguntó:
- ¿Por qué estás tan agitado? ¿Alguien te persigue?
- ¡Ay buen burro! -exclamó el perrito- Como ya estoy viejo para ir de
caza con mi amo y no soy veloz capturando las presas, él ha decidido venderme,
y por eso huí a toda velocidad. Pero ahora me encuentro ante otro grave
problema, ¿cómo me ganaré mi comida?
- Yo voy a Bremen -le contestó el burro-, ciudad famosa por su orquesta
formada por animales. Si te gusta la música y tienes buen oído, acompáñame y
probaremos suerte. Yo tocaré el laúd, y tú, el timbal.
Al perro le gustó la idea y continuaron el viaje entretenidos en una
amigable conversación.
Al mediodía, cuando calentaba el sol las piedras del camino, buscaron un
poco de sombra. Al llegar a un buen árbol, descubrieron a un gatito que los
miraba con recelo, y con los bigotes y pelos del lomo erizados.
- ¿Por qué estás tan asustado? -le preguntó el burro- ¿Alguien te
persigue?
- ¡Ay burrito, si supieras de lo que me he salvado! Como ya estoy viejo
y algo cansado de perseguir a los ratones del granero, y en cambio, prefiero
acostarme cerca de la chimenea y ronronear cuando tengo hambre, mi dueña quiso
deshacerse de mí. Cuando descubrí su intención, corrí sin parar hasta que
llegué aquí.
El burro le contó sus planes y agregó:
- ¿Por qué no te unes a nosotros, tú que eres un experto músico de
serenatas nocturnas?
Al gato le gustó la idea y los tres, ya repuestos, reanudaron marcha.
La tarde iluminaba el horizonte y al pasar cerca de una granja los tres
amigos escucharon unos potentes quiquiriquíes. El burro se asomó a gallinero y
vio a un gallito un tanto desplumado por el paso del tiempo.
- ¿Por qués estás tan apenado? -preguntó el burro- ¿Alguien te ha hecho
daño?
- ¡Ay burro! Mañana mis amos agasajarán a unas visitas muy importantes,
y han decidido preparar sopa de gallo para el almuerzo, por lo que mi fin está
próximo y canto tristemente como despedida.
El burro entonces le contó sus planes y agregó:
- ¿Por qué no vienes con nosotros, tú que eres un magnífico cantante de
día?
Al gallo le gustó la idea y los cuatro siguieron camino.
Escultura de los cuatro animalitos en Bremen, Alemania. |
Al anochecer decidieron descansar en el bosque. Como no se sentían
seguros, pues los peligros del bosque eran bien conocidos, el gallo, desde la
copa de un árbol, había vislumbrado una lucecita proveniente de una casa,
descendió y guió a sus compañeros hasta aquel solitario lugar.
La casa estaba iluminada y los cuatro amigos sintieron sonoras risas y
gritos de furor apenas se acercaron. El burro, que era el más alto, se asomó
para ver qué era lo que estaba pasando. Allí vio a una banda de ladrones
sentados a una gran mesa con ricos manjares a los que habían dejado a un
costado para poder contar sus monedas de oro. Estaban tan entretenidos
repartíendose equitativamente el botín, que no advirtieron lo que afuera
ocurría.
Los animales planearon el modo de ahuyentar a los bribones y disfrutar
del banquete. Así fue como el perro se subió al lomo del burro, el gato se
trepó al perro y el gallo voló hasta la cabeza del gato. De esa manera,
irrumpieron en la casa atravesando la puerta y la ventana. Al ori los ruidos,
los ladrones huyeron al bosque.
Contentos por el éxito del plan, los animales se dedicaron a saborear
los alimentos. Después de la cena, cada uno buscó el sitio más apropiado para
dormir. El gato se echó sobre las tibias cenizas del fogón; el perro, en el
felpudo de la puerta trasera; el burro, sobre el heno del cobertizo y el gallo
voló hasta la veleta. Pronto el sueño y el silencio reinaron en la casita.
Los bandidos se habían ido acercando, y cuando vieron que la luz se
había apagado, el jefe de la banda envió a uno a inspeccionar. El ladrón llegó
sigilosamente a la casa, se acercó al fogón y confundió los ojos del gato con
dos carbones encendidos. Cuando sacó un fósforo para prender el supuesto fuego,
el gato le arañó la cara. El hombre buscó la puerta trasera para poder huir.
Sin saberlo, le pisó la cola al perro, que le respondió con un mordisco en la
pierna. Enloquecido corrió hasta el cobertizo donde recibió un coz del burro, y
al salir, el gallo emitió un potente quiquiriquí.
El bandido, malherido y sin aliento, llegó hasta el escondite y contó al
jefe lo que supuestamente le había pasado:
- ¡Ay qué horror! ¡No regreso más allí! La casa está ocupada por una
espantosa bruja que con sus largos y afilados dedos me arañó apenas entré; un
hombre con una pala me esperaba detrás de la puerta y me golpeó la pierna; al
refugiarme en el cobertizo un gigante descargó un garrote sobre mí, y arriba,
estaba el juez que me gritó “¡Ladrón, ven para aquí! ¡Ven aquí, ven aquí!”.
La banda de ladrones no regresó nunca más y los animales se quedaron a
vivir en la casita. Formaron su propia banda, y alegraron a todos los
habitantes con sus lindas canciones.
Fuente: LOS MÚSICOS DE BREMEN, Adaptación del cuento de los hermanos Grimm. En: Colección minibiblioteca TRAPITO, Editorial Lord Cochrane S. A., Chile, Nº4, 1995.
domingo, 9 de diciembre de 2012
MITOLOGÍA: EL MITO DE OSIRIS. LOS HIJOS DE NUT Y GEB
Horus y su madre, Isis, junto al busto del dios Osiris. |
Los hombres de la Antigüedad no tenían el apoyo
de la ciencia, y observaban los fenómenos de la naturaleza sin entenderlos. Para
explicar las estaciones del año, las lluvias, las inundaciones, las sequías, la
belleza, el amor y otros misteiros que no comprendían, se valieron de los mitos
y leyendas, caracterizados por la personificación de las deidades a las que se les otorgaba el control sobre alguno de los fenómenos citados anteriormente.
El Mito del nacimiento de Osiris se inicia desde la relación amorosa
entre la diosa del cielo, Nut, y el dios de la tierra, Geb. Un vínculo nada
aprobado por el padre de la diosa, Ra, temeroso de que el posible fruto de esa
relación gobernase a la humanidad.
Así, Ra impuso una maldición sobre Nut para impedir que tuviera un hijo
con Geb dentro de los siguientes 360 días. Thot, amigo de Nut y quien sabía que
una ley divina máxima no podía desobedecerse, logró ayudarla; se reunió con
Selene, la diosa de la luna, con la excusa de jugar a las cartas apostaron
fuertemente, Selene apostó un poco de su luz, y la perdió. Esto explica que la
luz de la luna es a veces más débil en ciertos períodos, careciendo de
posibilidad de competir con la luz del sol. La luz restante, aquella que ganó
Thot, sería utilizada para crear cinco días más, cinco días no contemplados en
los 360 establecidos por Ra.
Nut, sin desobedecer a su padre, pudo tener a sus hijos durante esos
días. Al primer día tuvo a Osiris, al segundo a Horus (dios del cielo), al
tercero a Set, al cuarto a Isis y al quinto a Neftis (diosa de la oscuridad,
madre de Anubis).
Al crecer, Osiris se convirtió en un gran rey, sabio y bondadoso. Se
dedicó a la tarea de civilizar a su pueblo, que por aquel entonces tenía
costumbres primitivas e incluso practicaba el canibalismo. Sus viajes a otras
tierras pronto despertarían los celos y la envidia de su hermano Set,
identificado como el dios protector y destructor del mal.
Mientras Osiris viajó a territorios lejanos, su esposa Isis gobernó
Egipto. Set consiguió asociarse con Aso, la reina de Etiopía y a un grupo de
setenta y dos traidores. Se tomo el trabajo de medir cuidadosamente el cuerpo
de su hermano y, con esas medidas mandó a construir un cofre, ricamente
adornado y finamente tallado.
Set, o Seth. |
Set, organizó un gran banquete donde invitó a su hermano Osiris y a los
setenta y dos conspiradores. En medio de la fiesta, Set dijo divertido que regalaría el cofre a aquel que lograse introducirse sin problemas en el mismo. Los traidores formaron
rápidamente una larga fila para medirse dentro, pero ninguno entró. Cuando le
llegó el turno a Osiris, que no sospechó en ningún momento de que estaba siendo
víctima de una traición, se acostó adentro. Los conspiradores se abalanzaron
sobre el cofre, clavaron la tapa y luego arrojaron plomo derretido, para evitar
que pudiera quedar alguna abertura por donde Osiris pudiera respirar. Cargaron
el cofre hasta el río Nilo y lo arrojaron en la desembocadura del Tanaitic.
Como muestra de dolor, Isis se vistió de negro y se cortó un mechón de
cabello. Estaba convencida de que los muertos no podían descansar hasta que
fueran sepultados y se celebraran los funerales con los ritos correspondientes,
por esa razón, acompañada de su hijo, también llamado Horus, partió a buscar el
cofre con los restos de su marido desaparecido.
Al llegar a la isla de Buto, le encargó al rey Uadyet, que cuidara de
Horus. Partió a recorrer Egipto tratando de averiguar con cuanta persona se
cruzara en su camino si sabían en dónde estaba el cofre, pero no obtuvo
respuestas alentadoras. Un grupo de niños que jugaban a orillas del río le
respondieron que habían visto a Set y otros hombres arrojar un cofre cerca de
la desembocadura del Tanaitic.
Isis entonces visitó a su hermana Neftis para comentarle lo sucedido. Al
llegar a la casa, Isis vio las ramas de una planta medicinal que su marido usaba
en su corona y que había dejado en casa de Neftis. Así descubrió que Osiris
había tenido relaciones con su hermana, confundiéndola con ella, ya que eran
muy parecidas. De esa unión ilegítima, nació Anubis.
Isis y Neftis |
Ya se había resuelto el misterio del cofre. Pero Isis no sabía si se
había hundido en las aguas del Nilo o si la corriente del río lo había llevado
lejos. El cofre había sido arrastrado por la corriente hasta Biblos y allí
quedó depositado junto a un arbusto de tamarisco que creció hasta convertirse
en un árbol que en su tronco quedó escondido el cofre. Cuando el rey del lugar,
vio ese árbol tan espléndido, decidió talarlo y utilizar el tronco como columna
para sostener el techo de su palacio. Isis le solicitó que le cediera la
columna que contenía el cofre con el cuerpo, accediendo favorablemente el rey. Isis,
finalmente, pudo llorar junto al cofre de su marido muerto.
Pero Set volvió a atacar. Una noche de caza por los pantanos, descubrió
el cofre, en un sitio en donde Isis lo había escondido. Lo abrió, cortó a su
hermano en varios pedazos y los distribuyó a lo largo del río Nilo, para
alimentar a los cocodrilos. Al descubrir este nuevo hecho, Isis comenzó una
nueva búsqueda, pero esta vez la acompañaba su hermana Neftis.
Se subieron a un barco con el que emprendieron la travesía por el Nilo.
La acompañaron en el viaje siete escorpiones destinados a potegerlas. Y como los
cocodrilos no habían tocado los trozos del rey, Isis los pudo recuperar de a
uno por vez, salvo el miembro viril que fue devorado por tres clases de peces,
que a partir de entonces quedaron malditos para siempre. Cada trozo de marido
recuperado, era envuelto en cera perfumada y entregado a los sacerdotes del
lugar para que le rindiesen culto, como si estuviese vivo.
Isis más tarde reconstruyó el
cuerpo por completo. Anubis lo embalsamó convirtiéndose en la primera momia de
Egipto. La diosa volvió a ocultarlo, y hasta el día de hoy nadie ha podido
encontrarlo.
Nota: Los nombres de los dioses tal como hoy los conocemos, fueron en
realidad aplicados por los griegos, quienes además les agregaron sus equivalentes
respectivos.
Fuente: Archivo personal.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)