Horus y su madre, Isis, junto al busto del dios Osiris. |
Los hombres de la Antigüedad no tenían el apoyo
de la ciencia, y observaban los fenómenos de la naturaleza sin entenderlos. Para
explicar las estaciones del año, las lluvias, las inundaciones, las sequías, la
belleza, el amor y otros misteiros que no comprendían, se valieron de los mitos
y leyendas, caracterizados por la personificación de las deidades a las que se les otorgaba el control sobre alguno de los fenómenos citados anteriormente.
El Mito del nacimiento de Osiris se inicia desde la relación amorosa
entre la diosa del cielo, Nut, y el dios de la tierra, Geb. Un vínculo nada
aprobado por el padre de la diosa, Ra, temeroso de que el posible fruto de esa
relación gobernase a la humanidad.
Así, Ra impuso una maldición sobre Nut para impedir que tuviera un hijo
con Geb dentro de los siguientes 360 días. Thot, amigo de Nut y quien sabía que
una ley divina máxima no podía desobedecerse, logró ayudarla; se reunió con
Selene, la diosa de la luna, con la excusa de jugar a las cartas apostaron
fuertemente, Selene apostó un poco de su luz, y la perdió. Esto explica que la
luz de la luna es a veces más débil en ciertos períodos, careciendo de
posibilidad de competir con la luz del sol. La luz restante, aquella que ganó
Thot, sería utilizada para crear cinco días más, cinco días no contemplados en
los 360 establecidos por Ra.
Nut, sin desobedecer a su padre, pudo tener a sus hijos durante esos
días. Al primer día tuvo a Osiris, al segundo a Horus (dios del cielo), al
tercero a Set, al cuarto a Isis y al quinto a Neftis (diosa de la oscuridad,
madre de Anubis).
Al crecer, Osiris se convirtió en un gran rey, sabio y bondadoso. Se
dedicó a la tarea de civilizar a su pueblo, que por aquel entonces tenía
costumbres primitivas e incluso practicaba el canibalismo. Sus viajes a otras
tierras pronto despertarían los celos y la envidia de su hermano Set,
identificado como el dios protector y destructor del mal.
Mientras Osiris viajó a territorios lejanos, su esposa Isis gobernó
Egipto. Set consiguió asociarse con Aso, la reina de Etiopía y a un grupo de
setenta y dos traidores. Se tomo el trabajo de medir cuidadosamente el cuerpo
de su hermano y, con esas medidas mandó a construir un cofre, ricamente
adornado y finamente tallado.
Set, o Seth. |
Set, organizó un gran banquete donde invitó a su hermano Osiris y a los
setenta y dos conspiradores. En medio de la fiesta, Set dijo divertido que regalaría el cofre a aquel que lograse introducirse sin problemas en el mismo. Los traidores formaron
rápidamente una larga fila para medirse dentro, pero ninguno entró. Cuando le
llegó el turno a Osiris, que no sospechó en ningún momento de que estaba siendo
víctima de una traición, se acostó adentro. Los conspiradores se abalanzaron
sobre el cofre, clavaron la tapa y luego arrojaron plomo derretido, para evitar
que pudiera quedar alguna abertura por donde Osiris pudiera respirar. Cargaron
el cofre hasta el río Nilo y lo arrojaron en la desembocadura del Tanaitic.
Como muestra de dolor, Isis se vistió de negro y se cortó un mechón de
cabello. Estaba convencida de que los muertos no podían descansar hasta que
fueran sepultados y se celebraran los funerales con los ritos correspondientes,
por esa razón, acompañada de su hijo, también llamado Horus, partió a buscar el
cofre con los restos de su marido desaparecido.
Al llegar a la isla de Buto, le encargó al rey Uadyet, que cuidara de
Horus. Partió a recorrer Egipto tratando de averiguar con cuanta persona se
cruzara en su camino si sabían en dónde estaba el cofre, pero no obtuvo
respuestas alentadoras. Un grupo de niños que jugaban a orillas del río le
respondieron que habían visto a Set y otros hombres arrojar un cofre cerca de
la desembocadura del Tanaitic.
Isis entonces visitó a su hermana Neftis para comentarle lo sucedido. Al
llegar a la casa, Isis vio las ramas de una planta medicinal que su marido usaba
en su corona y que había dejado en casa de Neftis. Así descubrió que Osiris
había tenido relaciones con su hermana, confundiéndola con ella, ya que eran
muy parecidas. De esa unión ilegítima, nació Anubis.
Isis y Neftis |
Ya se había resuelto el misterio del cofre. Pero Isis no sabía si se
había hundido en las aguas del Nilo o si la corriente del río lo había llevado
lejos. El cofre había sido arrastrado por la corriente hasta Biblos y allí
quedó depositado junto a un arbusto de tamarisco que creció hasta convertirse
en un árbol que en su tronco quedó escondido el cofre. Cuando el rey del lugar,
vio ese árbol tan espléndido, decidió talarlo y utilizar el tronco como columna
para sostener el techo de su palacio. Isis le solicitó que le cediera la
columna que contenía el cofre con el cuerpo, accediendo favorablemente el rey. Isis,
finalmente, pudo llorar junto al cofre de su marido muerto.
Pero Set volvió a atacar. Una noche de caza por los pantanos, descubrió
el cofre, en un sitio en donde Isis lo había escondido. Lo abrió, cortó a su
hermano en varios pedazos y los distribuyó a lo largo del río Nilo, para
alimentar a los cocodrilos. Al descubrir este nuevo hecho, Isis comenzó una
nueva búsqueda, pero esta vez la acompañaba su hermana Neftis.
Se subieron a un barco con el que emprendieron la travesía por el Nilo.
La acompañaron en el viaje siete escorpiones destinados a potegerlas. Y como los
cocodrilos no habían tocado los trozos del rey, Isis los pudo recuperar de a
uno por vez, salvo el miembro viril que fue devorado por tres clases de peces,
que a partir de entonces quedaron malditos para siempre. Cada trozo de marido
recuperado, era envuelto en cera perfumada y entregado a los sacerdotes del
lugar para que le rindiesen culto, como si estuviese vivo.
Isis más tarde reconstruyó el
cuerpo por completo. Anubis lo embalsamó convirtiéndose en la primera momia de
Egipto. La diosa volvió a ocultarlo, y hasta el día de hoy nadie ha podido
encontrarlo.
Nota: Los nombres de los dioses tal como hoy los conocemos, fueron en
realidad aplicados por los griegos, quienes además les agregaron sus equivalentes
respectivos.
Fuente: Archivo personal.
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